Pro-Ject se fundó en 1991, durante la irrupción de los reproductores de CD y CD, con la misión de ofrecer la mejor experiencia analógica a precios razonables.
En una época en la que los medios de audio digitales estaban en auge y el vinilo se consideraba obsoleto y muerto, Heinz Lichtenegger mantuvo su creencia en la forma más sencilla pero mejor de disfrutar de la música: los tornamesas